#diocesisdecelaya @diocesis_celaya Perú: ¿Podremos convivir en paz con los ríos?

Puentes caídos, distritos enteros bajo el agua. La escena es alarmante, ríos caudalosos tomaron la ciudad. Conocido como el “río hablador” el Río Rímac, tenía algo que decir. Sus aguas no soportaron más y destruyó lo que había a su paso, puentes, distritos, estadios. El rio que atraviesa la ciudad capital y la zona centro del Perú causó estragos después de décadas.

Miles de personas en desamparo dejó el desborde de sus aguas, y los deslizamientos de lodo y piedras, las regiones que han sufrido las consecuencias de la falta de prevención, están en emergencia.

“Los ríos buscan su cauce en forma natural”, según explican los expertos. El crecimiento urbano, sin planificación le robó espacio al cauce de los ríos, “Desde los años 40 pobladores peruanos comenzaron a invadir terrenos cercanos a sus riberas”, enfatizó en un diario local, el ingeniero hidráulico Ernesto Maisch. ¿Podremos convivir en paz con los ríos?, ¿Por qué las sociedades no aprenden a escuchar a la naturaleza?

Su caudal sobrepaso el máximo histórico de 130m2/s registrado en 2012. Parte de un polideportivo, un conjunto habitacional y una vía auxiliar de la autopista ubicada debajo de un puente urbano en el distrito de San Martin de Porres, en Lima ciudad capital, fueron derruidos por la fuerza de sus aguas, que en horas de la madrugada según el Servicio de Hidrología y Meteorología SENAMHI, de Perú, llegó hasta los 100 m3/s.

El “río hablador habló. El distrito de San Martín de Porres le ganó espacio al río. Su cauce que normalmente circulaba por la parte derecha, se trasladó al lado izquierdo”, precisó el gerente de fiscalización de la comuna limeña Cristian Rosenthal, al diario peruano.

Devolverles a los ríos que atraviesan zonas urbanas el ancho natural de su cauce es para algunos ingenieros urbanos una de las propuestas para empezar a escuchar a la naturaleza.

El río Mapocho que cruza la ciudad de Chile y el río Medellín que atraviesa la urbe colombiana son algunos buenos ejemplos de convivencia con la naturaleza. Hasta el momento diversos estudios han comprobado que la reforestación puede utilizarse como técnica para estabilizar las riberas de los ríos en zonas urbanas.

“El estrechamiento del cauce incrementó la velocidad de su caudal, esto generó el aumento de la erosión del río, en consecuencia, se debilitó los cimientos de las estructuras construidas sobre él”, reflexionan estudiosos de la universidad nacional de ingeniería según el diario. Para el caso del río Rímac la distancia entre las riberas del río deben distar en 300 metros en las zonas no protegidas por defensas artificiales, según explican los ingenieros al diario.

De este modo se considera que en 100 años el “río hablador” se mantendría estable incluso podría soportar un caudal máximo de 452m3/s. Construir murallas al lado de los ríos para evitar desbordes, es otra de las propuestas. La construcción de peldaños en el cauce del río permitiría que el agua al caer sobre los escalones, pierda fuerza y libere exceso de energía.

Convivir con la naturaleza es una tarea de ingeniería hidráulica. En medio de todo, la población que suele establecerse en las laderas de los ríos deben permanecer en ciudades satélites como una alternativa para conseguir un mejor desarrollo.

En el caso de Lima capital del Perú, unas 20.000 familias podrían ser reubicadas, en una primera etapa, en zonas con mayor acceso a servicios de transporte, agua potable y la generación de parques industriales alrededor. Hasta el momento en los lugares declarados en emergencia existen más de 180 mil familias que viven en zonas de riesgo, es decir un aproximado de 900.000 personas desamparadas.

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