#diocesisdecelaya @diocesis_celaya The Wizard of Lies. El que roba a un banquero también es un ser humano

Barry Levinson ha tocado a lo largo de su carrera la práctica totalidad de los géneros y casi todas sus variantes y lo ha hecho de forma correcta, sin hacer demasiado ruido y sin llamar en exceso la atención aunque eso sí, dejando siempre sobre la superficie un ligero y sutil aroma personal. Cierto aíre de irreverencia ante los dictados de Hollywood y una delicada osadía capaz de afrontar cualquier proyecto a partir de cualquier premisa sin sentir que se estaba traicionando así mismo.

Eso es lo bueno de Levinson. Al director americano ya no se la dan con queso con una treintena larga de películas a sus espaldas y cuarenta y siete años de carrera entre bastidores en un medio donde ha hecho prácticamente de todo aunque sobre todo se le conoce por haber actuado, escrito guiones y dirigido un buen puñado de peliculones.

De Levinson son Diner (1982), El mejor (1984). El secreto de la pirámide (1985), Good morning, Vietnam (1987), Rain Man (1988), Bugsy (1991), Toys (1992), Acoso (1994), Sleepers (1996), La cortina de humo (1997), Envidia (2004) y The Bay (2012) y lo vamos a dejar aquí por no limitarnos a enumerar su extensa filmografía cercana a los cuarenta títulos. Barry Levinson, que se ríe de los retos, asumió ponerse tras las cámaras en The Wizard of Lies, para dirigir, nada menos que a Robert De Niro interpretando a Bernard Madoff, seguramente, el mayor timador de la historia moderna.

Al parecer, el tal Madoff se las arregló para timar a bancos, aseguradoras, fondos de inversión y personas físicas en un complicado entramado de capitales en el que él nunca salía perdiendo. 50.000 millones de dólares volaron de las manos de sus legítimos propietarios directamente a los bolsillos de Madoff que admitió ante sus hijos que no era más que un delincuente y que la prestigiosa firma de inversiones que llevaba su nombre no era más que una tapadera.

Levinson, se acerca, en esta producción de la HBO a la figura de Madoff, alejado de los estereotipos. Es decir, no estamos ante un villano implacable aunque tampoco se trate, obviamente, de un héroe. Levinson se atreve a adoptar una postura intermedia. No cabe la menor duda de que Madoff cometió un error y es también palpable que pagó por ello. De esto modo, Levinson no se anda con chiquitas, Madoff, como ser humano que es, como padre de familia que es, o que por lo menos fue, también sufrió.

Hay un momento en el que en The Wizard of Lies, se insinúa que Madoff fue el chivo expiatorio que Estados Unidos (y si me apuran, occidente) necesitaba para poder echarle la culpa a alguien en concreto por la grave crisis económica en la que acabábamos de entrar. Estamos en 2008 y Lehman Brothers se acaba de desplomar.

De hecho, The Wizard of Lies presta tanta atención al drama personal de Madoff y su relación con su familia que al parecer, quedó demostrado, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo su marido, que se echa de menos algo de intriga financiera. Saber qué tretas empleó Madoff para mofarse de medio establishment financiero dentro y fuera de Estados Unidos.

Al final Madoff fue a la cárcel, eso lo sabemos todos. The Wizard of Lies no es el típico biopic pero se adivina otra película mucho más apasionante bajo el drama que tan bien retrata Levinson. Aun así, la propuesta se sigue con interés y De Niro (con cierto parecido al Madoff real) y Levinson dignifican sobradamente sus ilustres nombres. Ya quisieran muchos hoy día porque al final, director e intérprete consiguen que veamos a Madoff como un ser humano idiota que lo hizo mal y que pagó por ello, tal vez porque la película no se detiene en los dramas que provocó su estudiado desfalco, todo hay que decirlo.

Pero sin duda el peor castigo que sufrió Madoff fue el de sus propios hijos que, una vez encarcelado, siguieron soportado denuncias y amenazas cuando insisto, al parecer, no tuvieron nada que ver o fueron muy bien encubiertos por su padre. No lo sé. El caso es que al final uno de ellos se suicidó y el otro murió de cáncer. Ahora Madoff está solo mientras sigue cumpliendo sus 150 años de condena. Todo esto nos cuenta la película de Barry Levinson.

Imperfecta y todo, vale la pena.

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