#diocesisdecelaya @diocesis_celaya Perú: Donarse a sí mismo al servicio de la emergencia alimentaria

Como caídos del cielo, así llegaron los panes a la mesa de los más de 3.000 damnificados de Catacaos y Pedregal al norte del Perú, en la región Piura. Mientras que a su alrededor la vida sigue, quienes lo han perdido todo viven en carpas, en los albergues de emergencia donde permanecen refugiados tras las secuelas del “Niño Costero”.

El carbón escaseaba y la leña estaba húmeda, sin embargo, por más de cuatro meses llegaron a estos pueblos de Piura alimentos y víveres que no podían comer.  Llevaban una semana y media sin probar alimento, fue entonces cuando los contundentes “panes con pavo” empezaron a atender la emergencia alimentaria que se había desatado en el lugar.

Hasta el momento más de 19.000 afectados siguen viviendo en campamentos ubicados en los distritos de Catacaos y Curamori. Piura es la región que concentra mayor cantidad de albergados 11.964 personas distribuidas en 34 refugios.

Sendas campañas y movilizaciones de ayuda humanitaria no son suficientes para atender la emergencia que viven estos pobladores. Para los jóvenes salesianos enviar donaciones no basta. Ellos prefieren donarse para servirlos en lo que necesiten. Y así lo hicieron.

Desde las cuatro de la madrugada ya estaban horneando los panes y los pavos. Mientras otro grupo iba cocinando el almuerzo para los pobladores de Catacoaos. Una vez listos habrían los panes deshilachaban los pavos, los embolsaban y salían en diversas movilidades para repartirlos en los campamentos.

A la 1 de la tarde ya estaba listo el almuerzo para todos los refugios, pescado frito piurano, en la mesa complementado con tallarines, era el menú, así lo narran en su último boletín salesiano.

Durante la emergencia alimenticia descendió el nivel del río, disminuyeron las lluvias y empezó a secarse el terreno. Numerosas familias pudieron bajar de los techos de sus casas, mientras que otras volvieron a lo que quedaba de sus viviendas.

Las hijas de madre Mazzarello y los hijos de Don Bosco ya habían entregado un importante donativo a los campamentos. Se trataba de canastas de alimentos para 300 familias. En suma, la Fundación Don Bosco canalizó 50 toneladas a Piura y 20 a Chosica de ayuda reunida en las obras salesianas.

¿Somos capaces de donarnos a nosotros mismos para servir a los demás? Este es un claro ejemplo de qué sí se puede lograr. ¿Cuantas veces más será necesario dar de comer a quien lo necesite? En esta etapa de reconstrucción en el Perú este tipo de ayuda es indispensable.

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